La industria de los últimos dos siglos ha experimentado avances técnicos y científicos únicos que han favorecido, entre otras muchas cosas, la posibilidad de emplear los rayos X para explorar y analizar objetos y componentes a través de ensayos no destructivos. Es la llamada radiografía industrial.
La utilización de la radiación para explorar, primero el cuerpo humano y luego todo tipo de elementos, supuso todo un revulsivo para la comunidad científica y para toda la sociedad occidental de finales del siglo XIX.
Con el motivo de celebrar el aniversario de la publicación en prensa del primer estudio acerca de la radiografía industrial, queremos hacer un repaso por la técnica de los rayos X y sus diferentes usos, así como las salidas laborales que surgieron a raíz de este descubrimiento sin igual.
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¿Cómo funcionan los rayos X?
La radiografía industrial se realiza a través de los conocidos popularmente como rayos X, un tipo de rayo electromagnético de muy similares características a las ondas de radio o microondas, o a los rayos ultraviolenta, infrarrojos o gamma.
De hecho, estos rayos X se sitúan, dentro del espectro electromagnético, entre los ultravioletas y los gamma; siendo además una radiación ionizante. Es por este motivo que la larga exposición a este tipo de energía es realmente peligrosa para el cuerpo humano.
Como seguramente sabes, hoy en día el manejo de esta energía mediante técnicas científicas y herramientas tecnológicas se emplea para poder observar el interior del cuerpo humano a través de la piel y de los tejidos musculares, sin necesidad de abrir. Imagínate el shook que tuvo que suponer para los científicos y los médicos de finales del siglo XIX y principios del XX. ¡Toda una revolución!
Aquello que se observaba del interior del organismo humano se imprimía en un papel fotosensible especial, apreciándose en dichas imágenes el interior del cuerpo en tonos muy contrastados de claroscuros. Esto se debe a que los diferentes tejidos humanos recogen de manera desigual la radiación a la que son sometidos.
Radiografía industrial: usos y funciones
Como hemos resaltado más arriba, el principal uso de la radiografía industrial es la identificación de cualquier discontinuidad en los distintos materiales que conforman un componente industrial, ya sea en la parte exterior como en la interior.
A través de estos ensayos no destructivos, somos capaces de dirimir si la pieza analizada está en plenas condiciones para su uso o si, por el contrario, hay que descartarla. Y todo ello sin dañar ni provocar cambios físicos en el objeto; algo imposible de hacer si no fuera por los rayos X.
A través del estudio posterior de la radiografía resultante, se decide si el componente es apto para el uso para el que fue pensado.
El descubrimiento y sus antecedentes
Para descubrir los orígenes de la radiografía industrial, debemos retrotraernos al siglo XIX; cuando el científico británico William Crookes realizó los primeros experimentos al estudiar el resultado de aplicar descargas de energía a determinados gases.
Para ello, se valió de un tubo en forma de cono, conocido como tubo de Crookes, que contenía electrodos que generaban corrientes de alto voltaje. Al colocarse el aparato junto a una placa sensible, se proyectaban imágenes borrosas.
Como consecuencia, el inventor e ingeniero serbio Nikola Tesla, realizó sus investigaciones y advirtió a la comunidad científica de los peligros que el descubrimiento de Crookes suponía para todo organismo viviente. Fue en este momento cuando se descubrió el peligro de la exposición prolongada a la radiación.
Wilhelm Röntgen, el padre de la radiografía industrial
El descubrimiento final de la radiografía industrial se produjo en el año 1895 de manos del físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen. En una de sus investigaciones del tubo de Crookes, Wilhelm percibió como, al cubrir el aparato con un cartón completamente negro (para evitar que entrase la luz), del interior del mismo surgía un tenue resplandor de tonos verde y amarillo.
De esta manera, concluyó que los rayos provenientes del tubo creaban una radiación que, aunque invisible, tenían una gran fuerza de penetración; siendo capaz de atravesar grandes espesores de papel e incluso capas de metal poco densas.
Valiéndose de placas fotográficas de diverso espesor, observó cómo los diferentes objetos eran más o menos transparentes a los rayos X en función de su espesor y del material de que eran compuestos. De esta manera, realizó la que sería la primera radiografía de la historia, curiosamente a la mano de su propia mujer. ¡Había nacido la radiografía industrial!
Reconocimiento y publicación del estudio en Die Presse
Una vez determinados los resultados del estudio de Röntgen, el descubrimiento se transmitió como la pólvora por los círculos académicos y científicos de todo Occidente, desde Moscú hasta Nueva York.
Algunos de los reconocimientos con los que Wilhelm fue agraciado fueron la Orden de la Corona, por el emperador Guillermo II; la Medalla Rumford, de la Real Sociedad de Londres; o el prestigiosísimo premio Nobel de Física, en el año 1901.
Este hallazgo se dio a conocer a la población mundial a través de una publicación en el periódico con mayor tirada de Austria, el veterano Die Presse; un día como hoy, 5 de enero del año 1896. En la noticia se informa acerca de los aspectos más relevantes del descubrimiento de Röntgen y se advierte ya desde el principio de la repercusión que este podría tener para la medicina, prácticamente en la víspera del nuevo siglo XX.
“Si esto demuestra su valor, si la información basada en él demuestra estar justificada, entonces se trata de un resultado histórico de una investigación exacta, que probablemente tendrá consecuencias muy notables tanto en el campo físico como en el médico.” Cita textual del artículo de Die Presse; 5 de enero de 1896.
Como dato curioso, resaltar el tono humorístico con el que se culmina la pieza; afirmando que, por muy increíble que pudiese parecer esta nueva tecnología, “cualquiera que hubiera dicho a principios de este siglo que los nietos podrían mantener conversaciones a través del gran océano […] también se habría expuesto a la sospecha de viajar al manicomio”.
Las salidas profesionales de un técnico en radiografía industrial
El extraordinario hallazgo de Wilhelm Röntgen supuso la creación de una especialidad propia en la que se profesionalizan miles de estudiantes de ingeniería y tecnología cada año.
A día de hoy el sector está en muy buena forma, con ofertas laborales muy interesantes tanto en aplicaciones médicas como industriales; con ejemplos tan destacables como esta oferta en Barcelona o esta otra en Valencia.
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